La gran mayoría de estudiantes teme los exámenes orales quizá porque se sienten inseguros por una falta de preparación adecuada.
Los nervios son el primer factor del que debemos deshacernos. No es tarea fácil pero si estamos nerviosos la mente se bloquea y nos impide pensar adecuadamente.
Una forma de intentar sentirnos seguros ante un oral es llevarlo muy trillado, muy preparado de antemano sabiendo a lo que nos vamos a enfrentar e intentar imaginar que, salvando las distancias, vamos a hablar con un conocido o familiar.
Otra regla en la que siempre hay que hacer hincapié aunque parezca obvia es que en un oral no podemos quedarnos callados, tenemos que demostrar que somos capaces de expresarnos con fluidez y naturalidad y hablar claramente. Por lo tanto” no” a las repuestas monosilábicas, argumentar siempre, explicar siempre. Si no sabemos una determinada palabra en ese determinado momento, no pasa nada; siempre podemos parafrasear y es importante entrenarse para ello.
Hay que escuchar atentamente todas las instrucciones que nos dan. Sin embargo cuando no se entiende la pregunta que tenemos que contestar, con educación se puede pedir al examinador que repita. Esta solución es mejor que responder a lo que no me han preguntado.
Si el examen es en parejas hay que interactuar con nuestro compañero preguntándole e interesándonos por lo que dice tal y como se hace en las conversaciones rutinarias.
Si tenemos que hablar solos durante algún minuto siempre estructurar nuestro discurso, utilizar nexos de unión, enlaces. Un minuto puede durar una eternidad si no lo hemos practicado antes.
Si no sabemos qué decir ante una imagen, podemos especular, hacer hipótesis sobre lo que está sucediendo y por qué no, dar nuestra opinión si viene al caso.
En un examen oral no se juzga al candidato por su opinión sino por el lenguaje que utiliza al expresarse.Hay que intentar evitar decir “no se” porque puedo incluso hacer mías opiniones que no lo son.
La pronunciación es importante, aunque no menos importante es la entonación de la frase para que nuestro interlocutor pueda entendernos.
Una última recomendación, un examen oral es un acto formal y debemos cuidar nuestros modales y apariencia. Saludar, dar los buenos días o las buenas tardes, es un acto de educación como también lo es adecuar nuestra vestimenta a la ocasión.